En la presentación del Hangar de Aviación del Ejército

maquina-de-combate.com – El 23 de julio pasado, el presidente de Argentina Muricio Macri anunció el inicio de una controvertida reforma al sistema de defensa nacional para adecuar, según indicó el mandatario, a las Fuerzas Armadas de Argentina a los desafíos que les presenta el siglo XXI.

Macri comentó que “es necesario avanzar en un debate genuino y sincero sobre la reforma del sistema de defensa de nuestro país que nos permita reflexionar sobre el presente y futuro de las Fuerzas Armadas … Los argentinos vivimos en una zona de paz y estabilidad, pero somos parte de ese mundo complejo donde las amenazas, los riesgos y el desafío que afectan a los Estados requieren una organización y una articulación eficientes”.

El anuncio presidencial se llevó a cabo en la ceremonia de presentación del nuevo Hangar de Aviación del Ejército, en el área militar de Campo de Mayo, en la Provincia de Buenos Aires. Asistieron al evento el ministro de Defensa, Oscar Aguad, y el alto mando de los tres institutos armados.

La reforma, también denominada proceso de modernización, se iniciará con la elaboración de una nueva directiva de política de defensa nacional en la que se redifinirá la misión principal de las Fuerzas Armadas para resguardar la soberania y la integridad territoria de Argentina, apoyando la política exterior del país sudamericano y la seguridad interior, participando en misiones de paz de la ONU, sosteniendo la presencia en la Antártida, entre otros.

La intención de Macri es actualizar el sistema de defensa, agobiado por décadas de abandono y la ausencia de una politica de largo plazo, y ha aparentemente comprado los conceptos sobre nuevas amenazas, excluyentes de las amenazas tradicionales, al indicar que “seguimos conservando un despliegue territoria para amenazas antiguas”.

El no descuidar las capacidades regulares de los institutos armados es una lección que incluso a la OTAN le está costando al haber invertido gran cantidad de recursos en el desarrollo y despliegue de sistemas para hacer frente a amenazas asimétricas. Una de las medidas tomadas para remediar ello es intentar vender buena parte de esos sistemas de armas a terceros países, nuevos o usados.

Obviamente un nuevo tipo de despliegue militar requiere de un cambio en la doctrina, en la manera que se forman a los oficiales, suboficiales y técnicos militares, lo que también tendrá un costo y que si mañana más tarde se percatan de algún error cometido en la reforma será aún más costoso el remedio.

El presidente de Argentina, Mauricio Macri, anunciando controvertida reforma al sistema de defensa nacional. Foto: Presidencia de Argentina

Proyectarse al futuro requiere necesariamente haber aprendido de las lecciones del pasado, y por lo que se desprende de informaciones extraoficiales provenientes de la Argentina, incluso se está analizando privar a la Fuerza Aérea Argentina de una nueva generación de aviones de combate supersónicos, los que hoy por hoy carece.

Macri también tiene en sus planes la modernización de FAdeA, la que continúa adelante con sus proyectos aeronáuticos como el avión subsónico de entrenamiento avanzado y ataque ligero Pampa III. El presidente argentino anunció también la necesidad de trabajar en una Ley de Personal Militar, en promover el bienestar del personal militar a través de salarios y servicios de salud adecuados. Macri habló de cambios profundos y que la transfromación no será fácil, arrojando aún más sombras en el futuro de las alicaídas Fuerzas Armadas de Argentina.

Por su parte, el ministro Aguad, terminó de sepultar cualquier resquicio de esperanza para que las Fuerzas Armadas de Argentina dispongan en un futuro previsible de capacidades disuasivas relevantes al afirmar, el mismo 23 de julio, que esta reconversión tiene que ver con que el país abandonó ya la hipóteiss de conflicto del siglo pasado porque han desaparecido y hoy enfrenta nuevos desafíos, nuevas amenazas, formas de agresión que son diferentes a las conocidas y nos estamos preparando para eso”.

Si bien es cierto que la intención de recuperar las Islas Malvinas se ha dejado acertadamente al campo diplomático y que las capacidades de las Fuerzas Armadas del Reino Unido mejoran progresivamente con el paso de los años, al punto que la diferencia es simplemente abismal hoy en día, la política de defensa se debe adaptar a los nuevos retos no abandonando las capacidades tradicionales del quehacer militar, procurando incorporar aquellos sistemas de armas que realmente garantizan soberanía, buques, cazas, tanques y blindados, sistemas de defensa anti-aérea, sin hacer comparaciones innecesarias e irreales, sino que fundamentando requerimientos en base al despliegue necesario para defender en caso sea necesario el territorio nacional.

Estos procesos tienen la ventaja adicional de generar importantes procesos de transferencias tecnológicas, mientras que se prepara al estamento militar para promover la generación de innovaciones para también hacer frente a amenazas asimétricas, los efectos de desastres naturales, campañas de asistencia humanitaria, labores de apoyo al desarrollo nacional, no son procesos excluyentes e independientes sino estrechamente relacionados.

Al proyectarse al futuro un dirigente político no puede, o no debiera, ser tan cándido como para descuidar las capacidades básicas de sus institutos militares. Una lección que aparentemente no se ha aprendido aún en varios países de Latino América, salvo tal vez en Chile y Brasil, donde la modernización militar no se detiene y en sí, no perjudica el crecimiento económico.

El presidente Mauricio Macri en uno de los primeros ejemplares del Pampa III. Foto: Presidencia de Argentina

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