maquina-de-combate.com – El año 2024 se presenta complicado para la República del Perú por la inestabilidad política externa en varios países de América del Sur y otras latitudes del continente, particularmente en Colombia, Brasil y Bolivia, con una presidente como Dina Boluarte que parece no haberse dado cuenta que a los peruanos, como a la mayoría de pueblos sensatos, se les complace con inversiones privadas, oportunidades de empleo en el sector privado, precios razonables en los mercados de abasto, mayor seguridad ciudadana y libertad para hacer lo que se les viene en gana con el billete que han obtenido trabajando honestamente sin preocuparse en demasía que les vayan a asaltar en un restaurante o en la propia calle.

Ecuador tiene un presidente interino que está asumiendo firmemente las riendas de gobierno y está atacando de manera frontal a las organizaciones criminales que estaban convirtiendo las calles ecuatorianas, en algunos casos y sectores, en tierra de nadie. Se ha enfrentado en el campo diplomático incluso al desubicado presidente de México, un país cuyas Fuerzas Armadas no tienen efecto disuasivo alguno y que está siendo objeto del ataque de bandas narcotraficantes que aprovechan tal condición para imponer sus voluntades en pueblos del interior, un país  que ahora es liderado por un gobierno que ha venido utilizando sus Embajadas más allá de los permitido por los tratados, convenciones y usos internacionales.

Colombia tiene a un exguerrillero como presidente, y sabiendo quien era, aún así los colombianos lo eligieron como presidente. Ahora que se dan cuenta de la tremenda metida de pata, lo quieren sacar porque está haciendo lo que sabían en su interior que iba a hacer, y si no sabían, lo podían sospechar con un poco de imaginación crítica, y aún así, dadas las cosas, protestan con todo derecho porque lo que está haciendo Petro es tumbarse la economía y seguridad colombiana.

En Perú tuvimos a un presidente simpatizante de organizaciones extremistas que se sacó él solo al dar un golpe de Estado y que llegó a la Presidencia por prácticas cuestionables del Jurado Nacional de Elecciones, las cuales no han cesado por cierto, inscribiendo actualmente a cerca de 40 organizaciones para las próximas elecciones en 2026, incluyendo a movimientos con extremistas en sus filas o bien cercano a las mismas.

En Brasil, un presidente que aparentemente se olvidó que no lo eligieron rey o señor feudal, se está rodeando de personajes que también, aparentemente, están buscando establecer sus propios feudos en diferentes partes del aparato público, sea persiguiendo a políticos de oposición o buscando recortar libertades, llegando al punto de buscar conflicto con el dueño de la red social X (antes Twitter), Elon Musk, a quien exige censurar cuentas que no les parecen acorde son su línea política.

Brasil el país mejor armado de la región, de lejos, y tiene ahora un gobierno autoritario que busca recortar libertades en su propia población.

Sin embargo, la esperanza está muy viva en ambos países, porque tanto en Colombia como en Brasil, la población no se deja y está saliendo a las calles a protestar, de manera similar a lo sucedido en Perú con las multitudinarias protestas – muy paçificas por cierto – contra el gobierno del golpista Pedro Castillo.

Bolivia, por su parte, tiene a un presidente que aparentemente se ha dado cuenta que no necesita a Evo Morales para ser el caballero feudal a cargo de Bolivia. Además, como su política económica – muy parecida a la de Morales – es un desastre épico no ha tenido mejor idea que acercarse a Irán para que en caso de necesidad le provea de armas a cambio de un pedazo de algo en Bolivia, lo que aún no se sabe a ciencia cierta si ese algo serán recursos, tierras, influencia o algún otro elemento. Cabe indicar que gracias a la política exterior del actual gobierno estadounidense, Irán está muy cerca de tener sus primeras armas nucleares.

Chile está actualmente en manos de quien probablemente será recordado como el presidente más incapaz de su historia, pero que aún así no descuida en demasía el equipamiento de sus Fuerzas Armadas. La sociedad chilena aún no se distancia mucho de ese socialismo empobrecedor que está a la espera del primer descuido para intentar capturar al país que más cerca ha estado del desarrollo en las dos últimas décadas en América Latina. La negativa del pueblo a implementar una nueva Constitución es un paso en la dirección correcta, sin embargo, las próximas elecciones generales serán decisivas para apreciar el camino que Chile ha decidido seguir. Si bien actualmente no sufre la inestabilidad que reina en Colombia y Brasil, no hay muchos grados de separación de situaciones similares, en función a las decisiones que pueda tomar el gobierno de Gabriel Boric.

Argentina parece biene encaminada con Javier Milei, sin embargo, es aún posible que el peronismo regrese al gobierno en unos años y deshaga lo bien andado por Milei, por aquella costumbre argentina de dispararse a los pies cada cierto tiempo. Los viejos hábitos son difíciles de romper.

Sorpredentemente, sumando a la inestabilidad en el Continente, ahora tenemos en funciones al que probablemente es el peor gobierno de la historia de Estados Unidos. Los estadounidenses eligieron en unas controvertidas elecciones en noviembre de 2020 a un presidente que a menudo confunde nombres, lugares, fechas, países, que difícilmente puede terminar dos oraciones juntas y que de acuerdo a comentarios de personas que han conversado con él, utiliza tarjetas con lineamientos para poder seguir una charla con cierta coherencia. Y aún así su partido político le considera apto para un segundo período.

La actual administración estadounidense ha abrazado la masiva inmigración ilegal y ahora cuenta con la muy reciente bendición del Senado que se ha negado a interpelar y censurar al incapaz secretario del Interior, Alejandro Mayorkas; una administración que está acumulando la deuda pública más grande de la historia universal, que está llegando a un punto en que muy pronto, tan pronto como finales de año, el pago de intereses de dicha deuda será más grande que su presupuesto de Defensa.

Asimismo, la política exterior del actual gobierno estadounidense está facilitando que Irán llegue a tener sus propias armas nucleares y no parecen incómodos con la idea a pesar que representa un claro peligro para su principal aliado en el Medio Este, Israel. Previamente, le dejo la mesa servida a Rusia para que invada Ucrania y si los estadounidenses siguen dormidos y votan nuevamente por las personas que administran a un somnoliento Biden, en 2027 probablemente China sienta que tiene la mesa servida para invadir a Taiwán.

Parece no haber entendido esta administración estadounidense, la verdad probablemente por falta de calle al estar repleta de puro teórico de universidades Ivy League que poco o nada saben del mundo real, que negociar con extremistas nunca es aconsejable para llegar a buen puerto.

Curiosamente, no obstante no tener resultado positivo alguno, porque la economía también está de capa caída, Joe Biden cuenta con el respaldo de los expresidentes Barack Obama y Bill Clinton, éstos dos bastante más avispados y preparados que aquel. No obstante tal incongruencia, el partido demócrata está aún a tiempo de elegir a un candidato que al menos sepa la fecha del día, debe de haber alguien, supongo, entre sus filas que pueda dar la hora del día sin tartamudear, y de exigir a unos cuantos fiscales por ahí que se den cuenta que ser el principal candidato opositor no es delito, que eso en algunas otras partes del mundo se llama democracia y así mostrar que pueden competir en buena ley, sin votos por correo cuyas firmas no se verifican.

Un partido, sea el Demócrata o Republicano, no debe ser más importante que el propio país, que su Constitución, que su pueblo, que la seguridad de sus fronteras, de sus calles, que la libertad para abrir una tiendita sin temor a que te roben de manera repetitiva el producto de las ventas del día. Estados Unidos empezó con gente trabajadora, pioneros que desafiaron al exigente clima de norteamérica, con sus propias manos y esfuerzo, prácticamente sin ayuda estatal y ahora pretender tener un Estado enorme que busque “solucionar” la vida de las personas es una incoherencia de enormes proporciones y una falta de respeto a aquellas personas que germinaron al Estados Unidos de hoy.

La abrumadora intervención de un Estado gigante, omnipresente, termina inevitablemente con medios de prensa subvencionados con publicidad estatal y la distribución de cajitas de comida para que la gente pueda llegar a fin de mes con algún alimento en el vientre. Puede demorar más o menos en función de las dimensiones de las arcas estatales de cada país, pero la ruta es la misma para todos los desdichados países que adoptan el socialismo empobrecedor como dogma, una crisis económica y social tremenda, gigantesca.

 

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