– Presupuesto público remitido por la Casa Blanca proyecta un incremento de la deuda hasta 45.1 billones de dólares para 2034, un 105.6% del PBI de ese año.
– Este año, los intereses de la deuda pública superarán el presupuesto de Defensa de EEUU.
– La Seguridad Social será insolvente dentro de una década.

La Casa Blanca, sede principal del Poder Ejecutivo de Estados Unidos en la ciudad de Washngton D.C. Foto: The White House

maquina-de-combate.com – El Comité para un Presupuesto Federal Responsable (Committee for a Responsible Federal Budget) ha emitido un comunicado de fecha 11 de marzo de 2024 en el que llama la atención sobre las proyecciones de deuda pública realizadas por la propia administración de Joe Biden (Casa Blanca) en su solicitud de presupuesto público para el ejercicio fiscal 2025, donde se señala que la deuda pública se incrementará hasta unos escalofriantes 45.1 billones de dólares para el año 2034, equivalente al 105.6% del Producto Bruto Interno (PBI) de Estados Unidos para ese año.

En el Perú, a manera de comparación al ser un país que ha tenido un manejo fiscal prolijo en los últimos 20 años, cualquier cifra de deuda que supere el 30% del PBI es ya un escándalo de proporciones. El gobierno de Estados Unidos no tiene empacho en realizar sus proyecciones de deuda donde presume de deber más de los ingresos que genera, una trayectoria insostenible e impensable para cualquier país que no pretenda vivir de la emisión monetaria inorgánica, cuyo destino final usualmente es la hiperinflación si se lleva a tales niveles.

A continuación, una traducción libre del comunicado del Comité para un Presupuesto Federal Responsable:

El Presidente Biden ha divulgado su solicitud de presupuesto para el Año Fiscal 2025 hoy (11 de marzo de 2024), incluyendo propuestas impositivas y de gasto, y una hoja de ruta para las finanzas del país sobre la siguiente década.

Bajo el presupuesto del Presidente, basado en sus propios estimados, la deuda nacional crecería hasta 45.1 billones de dólares o 105.6% del Presupuesto Bruto Interno (PBI) para 20234, desde 27.4 billones de dólares o cerca del 97% del PBI hoy. El presupuesto reduciróa los déficits en cerca de 3.3 billones de dólares neto sobre la próxima década, relativo a su línea de base.

Un análisis preliminar del presupuesto y un análisis completo será remitido más tarde hoy. El siguiente es un pronunciamiento de Maya MacGuineas, presidente del Comité para un Presupuesto Federal Responsable:

La deuda nacional está en paso ascendente continuo, y tomaría cerca de 8 billones de dólares en ahorros para estabilizar la deuda sobre la siguiente década. Es peligroso que hayamos dejado que las cosas se pongan tan mal, y necesitamos tratar esto con la prioridad de lo que es. El llamado del Presidente a reducir el déficit en más de 3 billones de dólares es un inicio bienvenido, y merece crédito por presentar un presupuesto que cubre nuevas iniciativas y mejora nuestra situación fiscal; preo el presupuesto no va suficientemente más allá.

Hay varias propuestas útiles en el presupuesto que pueden reducir los déficits proyectados, incluyendo ideas para cerrar varios puntos débiles del marco impositivo, reducir el costo de las medicinas por prescripción, y captar significativas cantidades de nuevos ingresos. Pero al mismo tiempo, se voltea y gasta mucho de ese dinero, erosionando los ahorros totales. Y los gastos crecerían más de lo ya se habpia proyectado, alcanzando niveles récord durante un período sin emergencias que empieza este año. Dada nuestra situación de deuda, necesitamo ralentizar el gasto gubernamental, no incrementarlo.

La Casa Blanca necesita hacer de la reducción de deuda una prioridad mayor y trabajar con el Congreso para abordar con seriedad este tema, dejando de hacer promesas sobre lo que no van a hacer, y trabajar juntos para encontrar soluciones serias y trabajables.

Este año, los pagos de intereses sobre la deuda nacional superarán el gasto en defensa – un hito que amenaza nuestra posición como líder del mundo libre – y también supera los gastos en Medicare. Bajo la ley actual, nos prestaremos más de 20 billones de dólares en la siguiente década – y eso es asumiendo que no extendamos ninguna de las políticas que expiran en los próximos años. Mientras tanto, los fondos fiduciarios de la Seguridad Social y Medicare serán insolventes dentro de una década. Hemos alcanzado un punto en el que tomar pasitos chiquitos ya no serán suficientes.

La solicitud de presupuesto del Presidente propone cerca de 6 billones de dólares de nuevos ingresos y reducciones de gastos. Pero cerca de la mitad de eso irá a financiar nuevas iniciativas y la mayoría de lo que queda será tal vez necesario para extender las reducciones de impuestos sobre ingresos de 400 mil dólares que vencerán – algo que el Presidente ha llamado a atender sin decir cómo pagaría por ello.

El Presidente merece kudos por pagar sus nuevas iniciativas. Coincidiendo en que las nueva políticas no deberóa agregar un centavo a la deuda es un crítico primer inicio para atender nuestra situación de deuda. Dada nuestra preocupante situación fiscal, sin embargo, nosotros no deberíamos aprobar nuevos programas de grandes gastos y reducciones de impuestos hasta que tengamos un plan para arreglar la deuda y atender responsablemente cualquier extensión de políticas.

No ayuda el rechazo del Presidente a tocar la Seguridad Social, el programa gubernamental más grande, o los cerca de 95% de contribuyentes que hacen menos de 400 mil dólares al año. Eso es como preguntarle al doctor que haga una cirugía con una mano atada detrás de su espalda.

Reclamar nuevos ingresos para asegurar el Medicare es importante, pero también necesitamos un plan para mantener reducidos los costos de salud y restaurar la solvencia de la Seguridad Social antes que su fondo fiduaciario se agote en menos de una década. Cada año que pasemos evitando las decisiones difíciles es un año que pudimos haber pasado ahorrando para estos programas no solamente para las futuras generaciones, pero también para los jubilados actuales que de otra manera serán perjudicados.

Estamos entrando en un punto de inflexión en la historia fiscal de nuestra nación. El tiempo es de suma importancia para retomar el control de nuestra situación. Tanto la economía como nuestra seguridad nacional dependen de ello.

Este presupuesto es un paso en la dirección correcta, pero es muy poco lo que se hace. El presupuesto carece de un plan para colocar a la deuda en un paso decreciente, para pagar las propuestas de reducciones de impuestos, o para prevenir un corte general del 23% en los beneficios de seguridad social – una reducción equivalente a 17 400 dólares para una pareja recién jubilada – programada para entrar en vigor alrededor del año 2033.

Necesitamos de liderazgo presidencial para tomar el toro por las astas y retomar el control de nuestra salud fiscal, y también necesitamos de liderazgo parlamentario. Con un gobierno dividido en un año electoral, sabemos que no será fácil – casi nunca lo es. De todas maneras, el Presidente y el Congreso deben trabajar juntos, como hicieron el año pasado con el Acta de Responsabilidad Fiscal, para empezar a hacer progresos serios.

Cabe indicar que el déficit fiscal de 2023 se ubicó en 6.3% del PBI de Estados Unidos, unos 1.7 billones de dólares, y pasaría – según datos oficiales – a 6.6% del PBI en el ejercicio fiscal 2024, unos 1.9 billones de dólares. En países con gobiernos responsables, tener un déficit fiscal superior al 3% es ya materia de preocupación. Un aparato estatal más pequeño y menos entrometido en la vida privada de su pueblo contribuiría bastante a reducir gastos.

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