Covid-19: La Declaración De Great Barrington sostiene que el confinamiento puede causar un daño irreparable en los menos privilegiados
– Recomienda la higiene personal, medidas de protección personal
– Personas no vulnerables deben llevar sus vidas con normalidad
– Para personas vulnerables, protección enfocada (no confinamiento)
– Mantener a los niños fuera de las escuelas es una grave injusticia
– La tasa de infecciones no depende de una vacuna
maquina-de-combate.com – Tres destacados epidemiólogos y 35 cosignatarios, también especialistas, han publicado la denominada ‘Declaración de Great Barrington’ en la que se pronuncian contra las medidas de confinamiento generalizado para intentar detener la propagación del nuevo coronavirus. La declaración ha sido suscrita por más de 75 mil personas, entre ellos más de 3046 médicos y epidemiólogos.
A continuación la Declaración de Great Barrington:
«Como epidemiólogos de enfermedades infecciosas y científicos de salud pública, nos preocupan los impactos en la salud física y mental de las políticas que predominan con respecto al COVID-19 y recomendamos un abordaje que llamamos Protección Focalizada.
Viniendo tanto de la izquierda como la derecha, y de alrededor del mundo, hemo dedicado nuestra profesión a proteger a los demás. Las políticas de confinamiento actuales están produciendo efectos devastadores en la salud publica a corto y largo plazo. Los resultados (para mencionar algunos) incluyen tasas de vacunación más bajas, empeoramiento de los resultados de enfermedades cardiovasculares, menos detecciones de cáncer y el deterioro de la salud mental —conduciendo a un mayor exceso de mortalidad en los próximos años, siendo la clase trabajadora y los miembros más jóvenes de la sociedad sobre quienes recae el peso más grande de estas medidas. Mantener a los niños fuera de las escuelas es una grave injusticia.
Mantener estas medidas en pie hasta que haya una vacuna disponible, causará un daño irreparable en los menos privilegiados, terminando afectados de manera desproporcionada.
Afortunadamente, nuestro conocimiento sobre el virus está creciendo. Sabemos que la vulnerabilidad a la muerte por COVID-19 es más de mil veces mayor en los ancianos y débiles que en los jóvenes. En efecto, para los niños, el COVID-19 es menos perjudicial que muchos otros peligros, incluyendo la influenza.
A medida que se desarrolla inmunidad, el riesgo de infectarse que todos tienen — incluyendo los vulnerables— desciende. Sabemos que todas las poblaciones eventualmente alcanzarán la inmunidad de rebaño – es decir, el punto en el que la tasa de infecciones nuevas se mantiene estable — y que esto puede beneficiarse de (pero no depende de) una vacuna.
La manera más humana de abordarlo, midiendo los riesgos y los beneficios de alcanzar la inmunidad de rebaño, es la de permitirle a aquellos que están bajo un mínimo riesgo de morir, vivir sus vidas con normalidad para alcanzar la inmunidad al virus a través de la infección natural, mientras se protege mejor a aquellos que se encuentran en mayor riesgo. Esto lo llamamos Protección Enfocada.
Adaptar las medidas para proteger a los vulnerables debería ser el objetivo central de las acciones de salud pública dirigidas al COVID-19. Como ejemplo, los ancianatos deben emplear personal con inmunidad adquirida y realizar test PCR al personal y los visitantes con frecuencia. La rotación del personal debe limitarse. Personas jubiladas que viven en casa deben tener mercado y otros elementos esenciales enviados a sus casas. Cuando sea posible, deben reunirse con sus familiares afuera en lugar de adentro. Una lista exhaustiva y detallada de las medidas, incluyendo un abordaje particular para hogares multigeneracionales, puede ser implementada, además de encontrarse enmarcada en el ámbito y las capacidades de los profesionales en salud pública.
Aquellos que no son vulnerables, inmediatamente deben reanudar la vida con normalidad. Medidas sencillas de higiene, como lavarse las manos y quedarse en casa cuando estén enfermos, deben llevarse a cabo por todos y cada uno para reducir el umbral de inmunidad de rebaño. Las escuelas y universidades deben abrir para una enseñanza en persona. Las actividades extracurriculares, como lo son los deportes, deben reanudarse. Los adultos jóvenes de bajo riesgo deben trabajar con normalidad, en lugar de hacerlo desde casa. Los restaurantes y otros negocios deben abrir. Las artes, la música deportes y otras actividades culturales deben reanudarse. La gente que se encuentra en mayor riesgo puede participar, si así lo desean, mientras la sociedad en conjunto disfruta de la protección otorgada a los vulnerables por aquellos que han desarrollado inmunidad de rebaño.
El día 4 de octubre del año 2020, esta declaración fue escrita y firmada en Great Barrington, Estados Unidos, por:
Dr. Martin Kulldorff, professor of medicine at Harvard University, a biostatistician, and epidemiologist with expertise in detecting and monitoring of infectious disease outbreaks and vaccine safety evaluations.
Dr. Sunetra Gupta, professor at Oxford University, an epidemiologist with expertise in immunology, vaccine development, and mathematical modeling of infectious diseases.
Dr. Jay Bhattacharya, professor at Stanford University Medical School, a physician, epidemiologist, health economist, and public health policy expert focusing on infectious diseases and vulnerable populations».
Firman también otros 35 especialistas.
Fin de cita
La Declaración de Great Barrington la pueden ecnontrar en el siguiente enlace: gbdeclaration.org
Siempre se debe tomar en cuenta que las medidas para intentar detener la propagación del virus no pueden atentar contra las libertades fundamentales de las personas, no se les debe mantener encerradas, sino se debe empoderarlas para que actúen con responsabilidad y al así hacerlo protejan su salud y la de terceros, lo cual es en realidad lo más importante hoy en día, cuidarse a sí mismos y a los demás, pero no es saludable encerrar a las personas.
En lugar de encerrar a las personas y entregar bonos de manera masiva y con los fondos suministrados por los contribuyentes, para intentar compensar los efectos del encierro, como ha hecho el gobierno en Perú, se ha debido entregar mascarillas, alcohol y gel desinfectamte de manera gratuita y de manera masiva, hacer pruebas moleculares y cerco epidemiológico, comprar generadores de oxígeno y ventiladores mecánicos, apoyar con decisión la producción local de generadores de oxígeno, ventiladores mecánicos, mascarillas, protectores faciales, equipos de protección personal, pruebas moleculares y la vacuna.
Por otro lado, tiene límites el gasto descontrolado del presupuesto público para intentar compensar el absurdo de encerrar a las personas, y varios países están ya muy cerca o en ese límite. De continuar el dispendio del erario, tal falta de responsabilidad le pasará tremenda factura, más temprano que tarde, a los países que gasten sus ahorros y que no permitan que las personas produzcan. El trabajo es fuente de dignidad, las personas tiene derecho a llevar una vida digna, aprendiendo a vivir con el virus, a llevar el sustento diario a sus hogares.
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